Ya llevo 6 días recluido en mi casa y aún no se el para qué.
El virus nos está castigando bien. Y está poniendo a prueba un aspecto fundamental del ser humano. La cooperación. La solidaridad. Nos está dando una bofetada de realidad.
Ha eliminado completamente esa costra de superficialidad que había cubierto por completo nuestras almas. Nos habíamos convertido en opinadores de nevera llena y cama caliente. Nos habíamos dejado llevar a la polarización extrema. Cualquier persona con ideas u opiniones diferentes, era automáticamente victima de nuestro más absoluto desprecio, cuanto menos.
El mayor en la historia de la humanidad. No sólo por la enfermedad en sí, sino por todo lo que arrastrará detrás.

Preparando leña estos días para casa
El Cisne Negro ha llegado
El Cisne Negro tiene varias caras. Quiero centrarme en el Cisne Negro que se presentará ante cada uno de nosotros. Está claro que la humanidad cambiará tras esta pandemia. Pero también cambiaremos individualmente. Aquello que nos ocurra será una oportunidad para conocernos a nosotros mismos a través de nuestra propia experiencia. A través de la actitud y de cómo afrontemos lo que vivamos.
Por lo pronto la lección de humildad y el baño de realidad es aplastante. Podremos preguntarnos una y mil veces por qué nos ha ocurrido esto. Quién y cómo ha podido orquestar todo esto. Cómo puede ser que se hayan cometido tantos errores. Han disparado una ruleta rusa entre la población, en la que un abrazo puede matarte. En la que salir de casa puede ser toda una temeridad.
Pero la gran pregunta es ¿para qué?
¿Para qué quieres mantenerte sano?, ¿Para qué quieres tener comida y un buen techo donde resguardarte?, ¿Para que quieres una buena cama y una buena economía? Y si continúas preguntándote, probablemente termines respondiendo: para estar con mis seres queridos.
Y aquí es donde el guion cobra un giro inesperado. Gracias a esta maldición del virus, podrás experimentar la bendición de la vida. Si tienes la tremenda suerte de estar confinado todos estos días con tus seres queridos, con tiempo de sobra, sin nada mas que hacer que estar con ellos, amarlos, disfrutarlos. Entonces quizás la vida misma te haya hecho uno de los mejores regalos que hayas podido recibir de tu Cisne Negro.
Y si estás sólo, quizás te llegó la oportunidad de valorar a los seres que ahora mismo echas tanto de menos. No sabemos lo que nos deparará el futuro. El aquí y ahora es el que es.
Sea como sea. Tu pregunta es: ¿Para qué?
8 comentarios en “Me pregunto para qué”
Pues si realmente durante estos días te haces preguntas. Y al final lo más imprtante es la familia y a veces nos olvidamos,y que se es feliz con lo más sencillo y que no se necesita tanto para vivir. Y que en estos momentos nos ha visitado un cisne negro y en tu mano esta en convertirlo en blanco.yo no tengo hijos ,pero a canvio tengo sobrinos y estos días estoy separada de ellos y se echan mucho de menos.cuidaros todos y que esto pase pronto.
Que asi sea…
Alberto,cuanta razón llevas,espero que esto pase,pero mientras,el confinamiento te hace ver la realidad de la vida,apreciar y valorar lo que tienes,lo más importante tus seres queridos.Mucho ánimo y fuerza.
Vamos a salir!
Animo y fuerza
Estoy de acuerdo contigo Alberto, creo que esto nos debe despertar las conciencias dormidas preocupadas por cosas banales, cuando el motor de nuestras vidas debe ser el amor.
El amor es la respuesta
Totalmente de acuerdo. No sabemos o no apreciamos bien lo que tenemos hasta que nos separan de el. De la familia, los amigos, el trabajo…y la salud. Ahora nos preocuparemos de verdad por lo que verdad importa. La salud para simplemente seguir viviendo y con los nuestros. Y no nos quejarnos tanto ni seremos tan insatisfechos…
Gracias