Os decía que la vida es compartir y más en estos días de ausencia de luz. Y honestamente así lo creo, debemos dar y recibir.
La música me ha brindado la oportunidad de darme a conocer a vosotros a través de mis canciones. Pero también de vivir experiencias maravillosas. Hoy quiero compartir con vosotros uno de esos momentos místicos que la vida me ha brindado, y que viene directamente a colación de los días tan locos que nos están tocando vivir.
Hace años, tuve la oportunidad de compartir unos días con mis hermanos de Tendencia, magnifica banda de Metal, en Cuba. Maravilloso país que me fascinó desde el primer momento. Lamentablemente, es muy habitual que cada año sufra la embestida de algún huracán. Y ese año no fue una excepción. Me tocó experimentar en mis carnes uno de fuerza 5. De hecho, el ojo del propio huracán se situó justo en Pinar del Rio, allá donde estábamos.
el rugido de la bestia
La experiencia he de confesaros que fue aterradora. Fue una noche de angustia, donde el rugido de la bestia iba in crescendo, mientras llovía a mares en mi habitación. Sin reloj, sin energía eléctrica y sin noticias de ningún tipo, sólo me quedaba confiar en que todo pasaría pronto. Fue muy impactante el momento en el que el ojo del huracán se situó sobre nosotros. Calma total y silencio inquietante, que presagiaban todo lo que quedaba por llegar hasta el amanecer.
Al día siguiente los efectos en la ciudad eran devastadores. Sin comida en los mercados, carreteras anegadas, y mucha incertidumbre. A mi me tocaba regresar a España, con la angustia de no saber que les depararía a mis amigos.
Recuerdo que antes de irme, me acerqué a una tienda de alimentación, y gasté todo el dinero que me quedaba en comprar toda la pasta, atún y tomate frito que me fue posible. En la casa de mi amigo tenían una niña pequeña de cinco añitos. Allí se quedarían sin comer, varios días. Nadie sabía cuántos.
Recuerdo que le entregué la comida y le dije:
– “Aquí tienes esta comida para tu familia. Raciónala bien, y tendréis para todo este mes.“
El me miró extrañado y me dijo:
– “De eso nada, esta comida es para compartir con todo el vecindario.“
Se pusieron a cocinar toda la pasta y dando voces por el hueco del edificio, comenzaron a llamar a todo el mundo, avisándoles de que ese día comerían pasta. Y esa fue mi lección. Cuantos más duros sean los días que nos toquen vivir, mas unidos debemos estar.
La vida consiste en compartir, en efecto. También os contaba en mi primera entrada del blog, que mi vida son victorias y lecciones aprendidas.

Avalanch desde la oscuridad
crecer en ausencia de luz
Y aquí os dejo esta breve historia para terminar, por si os inspira:
Cuando era niño me encargaron hacer el típico experimento con lentejas en un tarro de cristal con agua y algodón. Para así poder observar como las lentejas germinan y crecen. El profesor nos encargó dos tarros. Uno de cristal normal, y otro que no permitiera llegar luz a la planta. Y nos preguntó: ¿Cuál de las dos plantas crecerá más?
Para nuestra sorpresa, la planta que más crecería seria la que estaba a oscuras. La ausencia de luz, las obligaría a buscarla. Y eso provocaría que las plantas criadas en la oscuridad, todas sin excepción, crecieran mucho más que las demás.
Os invito a reflexionar sobre estas dos historias, mis amigos.
Nos encontramos en la siguiente entrega.
8 comentarios en “Ausencia de Luz”
Contrario a lo que pudiera parecer y aunque pueda haber excepciones, las personas se unen realmente en momentos de verdadera necesidad, lastimosamente tiene que ser algo verdaderamente grave (cuando mas oscuro esta todo) para que esto suceda.
Ejemplo el terremoto en ciudad de México en 2017 donde lo que menos faltó fueron manos para ayudar.
Muy cierto. Un saludo.
Brutal…..
Si no hay oscuridad no hay estrellas…
Asi es… abrazos!!
Muy buen escrito, y grandes lecciones. Estoy contento con que estes compartiendo en este nuevo formato. Gracias y un saludo desde Venezuela.
Gracias!!!
Alucinante
Crecer en ausencia de luz me cae como anillo al dedo, en este momento de búsqueda, crecimiento personal y espiritual, recientemente pasaron días donde sentí haber estado en un laberinto en total oscuridad, pero así como dice su texto «la planta que más crecería sería la que estaba a oscuras. La ausencia de luz, las obligaría a buscarla».
Y así yo, cuando más densa se siente esa oscuridad, suceden cosas, vuelves a conectar, estás creciendo y de pronto tu propia luz te está mostrando el camino a la salida.
Gracias por lo que nos comparte maestro
Saludos
Asi es… siempre buscando la luz. Un saludo!!!